Derecho Romano

En el estudio del Derecho, comprender los cimientos de las leyes romanas es esencial, siendo la columna vertebral de innumerables sistemas legales y un pilar fundamental en el estudio del derecho. Esta antigua jurisprudencia de la Roma clásica no solo moldeó las bases legales de su tiempo, sino que sigue influyendo en el panorama jurídico actual.

En este artículo, abordaremos el concepto central del Derecho Romano, partiendo de las principales características, seguido por las fuentes jurídicas y otros aspectos importantes, ello con el fin de proporcionar una base esencial para comprender su relevancia y legado en la actualidad.

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Principales Características del Derecho Romano

La distinción entre ius civile e ius gentium

El ius civile era el derecho propio de los ciudadanos romanos, basado en la tradición y la costumbre. Por otro lado, el ius gentium era el derecho común a todos los pueblos, basado en la razón y la naturaleza. El ius civile se aplicaba a las relaciones entre ciudadanos romanos, mientras que el ius gentium se aplicaba a las relaciones entre ciudadanos romanos y extranjeros, o entre extranjeros.

La división entre ius publicum e ius privatum

El ius publicum abarcaba las normas que dirigían las interacciones vinculadas al estado y su estructura, gestión y gobierno. Por otro lado, el ius privatum regulaba las relaciones entre individuos, así como sus derechos y responsabilidades tanto personales como patrimoniales.

Dentro del ámbito del ius privatum, los individuos hacían una distinción entre normativas de interés particular, susceptibles de alterarse por su propia voluntad, y regulaciones de interés general o social, las cuales no permitían modificaciones por parte de los individuos y se consideraban como leyes de carácter público en un sentido más restringido.

La clasificación de las personas

El Derecho Romano establecía una jerarquía entre las personas, según su condición jurídica. Las personas podían ser libres o esclavas, ciudadanas o no ciudadanas, sui iuris o alieni iuris.

  • Las personas libres, tenían capacidad para ejercer sus derechos y deberes.
  • Las personas esclavas, eran consideradas cosas (res) y carecían de derechos.
  • Las personas ciudadanas, gozaban de los derechos civiles y políticos de Roma, pero estos derechos no eran los mismos para todos.
  • Las personas no ciudadanas, podían ser peregrinos (extranjeros libres) o latinos (habitantes de las ciudades aliadas de Roma).
  • Las personas sui iuris, eran aquellas que tenían plena autonomía sobre sus bienes y su persona.
  • Las personas alieni iuris, eran aquellas que estaban sometidas a la autoridad de otra persona, llamada pater familias, que era el jefe de la familia.

La importancia de la propiedad

El contrato era el resultado de un acuerdo de voluntades entre dos o más personas, lo que implicaba la creación de derechos y obligaciones mutuas, ello se distinguía entre diversos tipos de contratos, cada uno con sus propias características:

  • Contratos Verbales (stipulatio): Estos contratos se formalizaban a través de la pronunciación de palabras solemnes.
  • Contratos reales (préstamo, empréstito, depósito, prenda): La realización de estos contratos se daba mediante la entrega de un objeto o cosa determinada.
  • Contratos Literales (nomina transcripticia): Estos contratos se consideraban completos una vez que se registraban en un libro de contabilidad o registro contable.
  • Contratos consensuales (compra, venta, arrendamiento, sociedad, mandato): Estos contratos se formalizaban simplemente con el acuerdo de las partes involucradas.

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